enero 23, 2015

La Mujer 10/2





Caminando por el centro de Concepción, levanto la vista y distingo en la masa de gente, a mujeres como yo. Avanzando rápido, celular en una mano, llave del auto en la otra. Las chicas más habilosas van, además, con bolsas de supermercado. Finalmente va la cartera bien sujeta para no sufrir percances.  Todas apuradas, mirada al suelo y esperando no llegar atrasadas a buscar a los niños... y tampoco retrasar la hora de la cena.


Ahora estoy de vacaciones y mi única obligación es levantarme, atender las necesidades básicas de mi hijo pequeño, las mías, y pareja. Pasear. Dormir. Reír. Y sería todo. Con este cambio brusco, en relación a mi jornada normal de trabajo, me he dado cuenta que me estaba transformando en un robot.


Claramente, el peso de querer hacerlo todo bien pasa la cuenta. La súper mamá, súper mujer, súper trabajadora, amiga, dueña de casa, hija, etc. etc. etc. ppppfffff...... socialmente se nos exige bastante. O una se exige más de la cuenta. Antes, sólo tenías que ser buena esposa.... no quiero decir que haya sido más sencillo, porque había que aceptar todo tipo de insurrecciones y anular opiniones e incluso pensamientos. Hoy pareciera que debemos hacer de todo.  Sumémosle la obligación de lucir joven y bella. Puaj. ¿cómo pudimos dejar que pasara esto????


Así que de hoy en adelante me obligo a mi misma ser la mujer 5, porque la 10 ya no quiero ni puedo lograrla.  He decidido priorizar.... y en ese descanso me doy cuenta de varios de mis olvidos. Creo que tengo tiempo de retomarlos y cumplir con el sueño inicial.


Finalmente todos somos unos robots en este tipo de vida.....el que quiera salir de la rueda, bienvenido. Yo prefiero estar con un pie en este sistema y el otro, en el mundo paralelo que mi familia ha formado. Es nuestro refugio y allí soy feliz....


No quiero quedar loca.... prefiero enloquecer con mis hombres, con mis amigos y reír sin parar :)


Mujeres, hagan menos y sean más felices!!



enero 22, 2010

Cuando todo cambia de un momento a otro

Tengo recuerdos de una niñez muy feliz, apegada a mis padres con viajes inolvidables en las vacaciones, risas y una muy buena relación con mi hermana.
A medida que fui creciendo comencé a buscar mi rumbo. Para mi hermana fue claro, ya que tenía una gran conexión con los niños pequeños, en cambio a mí los bebes no me aceptaban del todo. Siempre tuve miedo de tomarlos y lloraban al verme. No creo haber sido tan fea como para asustarlos, además ¿qué saben ellos de belleza o fealdad? Simplemente nunca hubo aceptación mutua. Naturalmente ella estudió pedagogía básica, profesión que desempeña actualmente y es muy feliz. Yo me dediqué a los negocios, mundo de adultos donde es improbable ver a bebés, salvo en alguna empresa dedicada a este nicho, pero que por cierto jamás he contemplado en mi carrera.
Desde ese entonces me convencí de que yo no tenía posibilidad de éxito en un futuro incluyendo a un hijo. Por lo que me auto convencí y proclamé por muchos años que yo no tendría críos, ni mucho menos. Fue entonces cuando descansé de esa responsabilidad (que la sociedad carga a una sin consultar) y me proyecté en una vida dedicada a mis estudios y futuro profesional.
Hoy soy una mujer común y corriente, y me va bien en la vida. Trabajo en pleno centro y cuando subo a la locomoción colectiva me dan el asiento. Eso es atroz. Ahí te das cuenta que verdaderamente “aparentas” ser adulto sobre todo con la tenida de oficina. Mi esperanza es que con jeans aun puedo verme como jovencita (creo).
A partir de mis recuerdos de niña y mis dichos de no querer ser madre, comencé a darle vueltas al asunto y me inundé en un mar de contradicciones. Quizás la naturaleza de mujer y la madurez ya me hacen pensar distinto. Y cuando me encontraba en el proceso de replantear mi forma de ver la vida y de mis prejuicios sobre la maternidad, me entero de que yo estaba embarazada!!
Jamás creí que eso me sucediera a mí. Un premio verdaderamente. A qué, no sé. Pero durante mi lapsus de dudas mi gran cuestionamiento era: ¿se me irá a castigar por las palabras que tanto repetí cuando lola? Pues bien, agradecí que no fuera así y es una Milagro de Dios. Tengo doble corazón ahora en mi cuerpo, que aún no siento, pero que la tecnología permite ver. Y ver a veces es creer. O creer permite ver.
La vida cambia entonces para todos. Un giro en 180 grados me tocó esta vez. Tengo un hombre maravilloso a mi lado. Creo que es más de lo que llegué a proyectar para mi vida. Esto supera mi visión cortoplacista y ahora veo todo, pero no con mis ojos, si no con los de portotín, bautizado así hasta que salga al mundo y respire por su cuenta.
La vida es. Y ahora sé que yo también puedo dar vida.

octubre 08, 2009

caos

Cuando las cosas están confusas y los bastones arrancan o no son lo suficientemente fuertes para apoyar el paso, el cielo se derrumba por instantes. El sentido pierde su esencia y deja de ser tal. La firmeza del cuerpo y la mente se van y queda la sensación de desalojo. Como si la carne se separara del alma y ésta última quisiera escapar del sitio donde está. Volar lejos, quizás sin rumbo, pero huir del peso de tener que cargar un cuerpo confuso y gastado. Huir, para no tener que lidiar con manos y pies que no responden al deseo profundo de volar. Porque el cuerpo del hombre no se suspende en el aire y la mente sí.
Hay días confusos, hay personas que enredan. Hay situaciones que complican y embrollan el trazado del día. Sin embargo en lo más profundo del ser queda una cadena fina que une cada pedazo del ser que se reparte en el cosmos después de la explosión del sentir. Al final esta cadena envuelve y rearma la confianza. ¿La confianza en qué? ¿en alguien? ¿En uno mismo? Muchas veces no. Hasta eso se apaga cuando la incertidumbre paraliza. Cuando uno se siente ajeno a esta mundo.
Qué queda entonces por hacer. La búsqueda de la felicidad nos invita a hacer y decir aquello que nos agrada. Pero ¿es esta búsqueda válida si en mi paso arraso con el alma de otra persona? ¿Es esta acción pura y digna? Es, entonces, cuando la soledad da respuesta y alivia el sentir de una mente y cuerpo desconectados. Pero esa soledad ha de estar al final acompañado. El bastón que arranca sólo lo hace unos metros, porque si hay algo genuino y que engrandece es compartir la experiencia. Porque lo contado no se cree.
En días confusos se debe explorar el sentir. Y cuando la mente este en caos y se canse de esta condición hay que dejar que la cadena arme al hombre. El hombre ha de retomar su bastón y con ello ha de volver a caminar.


Katherine Cartes

septiembre 11, 2009

El secreto

A veces me sucede durante la noche que queriendo despertar no puedo. Trato de mover mi cuerpo y es como si estuviera pegada a mi cama. Una presión me sujeta y no puedo mover ni un dedo. Solo puedo respirar. Me siento consciente, pero solo mi mente funciona y el cuerpo no responde. Incluso he abierto los ojos y veo sólo lo que tengo enfrente, porque moverme hacia los lados es imposible.
Suelo ser más bien incrédula a las historias de seres y espíritus. Tengo la impresión de que existen, pero no me consta. Aún así mis casos, aunque pocos, de “momentos” como el que acabo de contar me han sucedido estando sola o acompañada. Creo que si prestara mayor oído al silencio descubriría nuevas sensaciones, pero no lo hago. Quizás por miedo a que se vuelva incontrolable. Quizás por la comodidad de vivir en una constante.
Hace dos noches me sucedió nuevamente. Creo estar con los sentidos hiperventilados. Todos esta multiplicado por dos últimamente. Los enojos, las alegrías, el estrés, la ansiedad, el llanto, la risa, etc. Quiero sentarme en medio de la naturaleza, relajarme, fumar y que mi enamorado este junto a mí, observando el mismo cielo que yo.
Necesito un descanso.

septiembre 01, 2009

Felicidad comprada

Muchos dicen que el hombre vive en busca de la felicidad. Que son “momentos”.... yo también lo creo.
La definición, al googlearla, indica que es “un estado de ánimo caracterizado por dotar a la personalidad de quien la posee de un enfoque medio positivo”. Plop! Eso querrá decir que si no soy feliz soy negativo, o viceversa…..habrá un estado intermedio? Quién sabe.
Estamos en transición de invierno a primavera y el día pasa de muy helado en la mañana a una tarde más bien calurosa y en este contexto ell otro día fui de shooping con mi abrigo bajo el brazo y vitrineaba sin mucho interés hasta que me distrajo una familia que a mi parecer era más bien humilde. En la tienda la señora, que deduje era la mamá de esta familia, transpiraba corriendo detrás de su hija la cual le exigía enérgicamente ir a la zona de los lentes de sol porque necesitaba cambiar los que ya tenía. La señora se detuvo, bajó las bolsas hasta llegar al suelo, respiró hondo, secó su transpiración, le miró el rostro a su hija y sólo dijo: bueno, está bien.
Vi esto y me asusté. Casi fui a abrazar a la señora como un signo de apoyo. Como para demostrarle a la jovencita que esa compra no era necesaria, que no tenía porque gritar y exigirle a su pobre madre algo que no era indispensable para vivir. Entonces seguí observando, caminaron unos pasos en dirección al mostrador, y la sonrisa de la niña comenzó a aparecer. Ella era feliz en ese momento. La mamá miró a su hija y sonrió, ella también fue feliz en ese momento. Entonces me pregunté, ¡qué es la felicidad!
Hoy la felicidad de los adultos pasa, en su mayoría, por cumplir el sueño de sus niños. Sobre todo sucede con las mamás quienes tienen ese sentido de protección y cuidado sobre desarrollado. La felicidad de los jóvenes y niños pasa por “tener” y eso es lo que está transformando el concepto puro de la felicidad por eso cuesta definirla… al menos a mí. Creo que esto llevará a la competencia, a la destrucción y por consiguiente a la sensación de frustración y odio. Todo lo contrario a lo que el ser humano aspira.
Yo, trato de ser feliz con poco. A pesar de vivir en un sistema redondo como una rueda, en el cual uno entra y ya no es posible salir…. Odio eso…pero “venderse al sistema” es fácil y tentador. Aún así trato siempre de hacer pausas. Viajar e ir al campo, a la playa o a la nieve. Cuando lo consigo miro el cielo azul, descubro una nube grande, pomposa y blanca…. Y me gusta. La miro y respiro hasta llenar mis pulmones, cierro los ojos y siento que vivo. Siento el viento pasando por mi cara, siento los tibios rayos del sol, levanto mis brazos y dejando que mi pelo juegue y choque con mi cara al volar…..siento que soy feliz.